¿Cómo va la salud? Logros y retos del PDSP 2012 en los municipios del Valle de Aburrá
“Cada semana controlan mis valores por hipertensión, pero cuando llueve fuerte no hay quien llegue hasta mi casa”. Ese pequeño testimonio revela lo esencial: la distancia entre lo que promete una política nacional y lo que viven las personas cada día. Estudiar la salud pública permite ver los logros que muchas veces pasan desapercibidos, pero también las barreras que no se evidencian en los documentos.
En el Valle de Aburrá, la investigación sobre el PDSP revela esos contrastes: momentos en los que se superaron obstáculos para llevar campañas de salud mental, seguridad en el trabajo, promoción de estilos de vida saludables; y otros en los que las apuestas quedaron a medias por falta de apoyo institucional, continuidad o coordinación. No hablamos de casos aislados, sino de un territorio con fuerza, diversidad y retos compartidos. Este artículo va a reconstruir ese relato colectivo de logros y dificultades, tal como se vivió en los municipios del Valle de Aburrá, a partir de las voces de quienes hicieron operativo el PDSP 2012.
Logros del PDSP 2012 en el Valle de Aburrá
- Visibilidad de problemas invisibles
Antes del PDSP 2012 había temas que se hablaban poco, como convivencia social, riesgos psicosociales o salud en el trabajo informal. Con el plan estos temas ganaron espacio: se ejecutaron capacitaciones, se sensibilizó a profesionales de salud sobre riesgos laborales, y se establecieron líneas de atención para salud mental. Eso permitió que poblaciones vulnerables no quedaran completamente al margen y que algunos servicios se adaptaran para atender condiciones que antes se ignoraban.
- Fortalecimiento institucional
Se mejoró la organización de las secretarías de salud locales para incorporar acciones colectivas, se hicieron redes de coordinación entre instituciones de salud, algunas entidades educativas y organizaciones internacionales. También hubo mejoras en talento humano: capacitación de personal para intervenciones específicas, inclusión de profesionales con formación en salud pública, y una mayor claridad en roles para promoción de la salud y gestión del riesgo.
- Alcance incremental en cobertura
En muchas respuestas de los entrevistados se evidencia que campañas de vacunación, promoción de estilos de vida saludable, capacitación en nutrición, y prevención de enfermedades transmisibles lograron llegar a más barrios, aunque no con uniformidad. Hubo avances en asegurar que poblaciones más alejadas o con menos recursos al menos conocieran las estrategias, participaran en jornadas masivas, y tuvieran algún acceso a los beneficios del plan.
- Aprendizajes locales
Quizás uno de los mayores logros está en lo interno: los equipos municipales aprendieron a documentar, a adaptar protocolos nacionales a realidades locales, a negociar con actores no sanitarios, y a improvisar soluciones ante obstáculos logísticos, de infraestructura o de financiamiento. En las entrevistas a los coordinadores de salud pública se ve que esas experiencias, aunque no perfectas, han dejado un capital de conocimientos que puede servir para mejorar el PDSP 2022.
Dificultades encontradas
- Falta de continuidad
La rotación frecuente de personal, los contratos de corto plazo y la dependencia de presupuestos temporales hicieron que muchas iniciativas empezaran con entusiasmo, pero no se mantuvieran. Las diferentes respuestas coinciden en que, al terminar un contrato o un periodo, se perdían aprendizajes, cambia personal y se reestructura o paraliza lo que ya avanzaba.
- Desconexión entre diseño nacional y realidades locales
Los investigadores reportan que las metas nacionales estaban formuladas sin tener siempre en cuenta las condiciones reales del territorio: transporte, diferentes culturas, desigualdades socioeconómicas, barrios con barreras físicas o de acceso. Esto generó que algunas actividades fueran poco pertinentes, poco usadas o asumidas como imposiciones burocráticas más que como estrategias útiles.
- Limitaciones en recursos materiales y logísticos
Falta de infraestructura, espacios adecuados, materiales didácticos, transporte para llegar a comunidades alejadas, presupuesto insuficiente para sostener acciones más ambiciosas. En muchas respuestas, los equipos expresaron que la falta de medios golpeaba especialmente a las campañas de salud ambiental, emergencias y salud mental.
- Coordinación intersectorial y participación comunitaria insuficientes
Como comentamos en la publicación de “Intersectorialidad y gobernanza: los actores del PDSP 2012”, aunque se habló de intersectorialidad y se intentaron espacios de participación, la práctica mostró que otros sectores (educación, ambiente, trabajo) muchas veces no tenían claridad de sus responsabilidades o no estaban lo suficientemente involucrados. Si bien las comunidades muchas veces participaban en las actividades, pero no en la planificación, en las decisiones presupuestales ni en la evaluación.
Conclusión
El relato que emerge del Valle de Aburrá es de un PDSP 2012 con luces y sombras. Hay logros reales: problemas antes invisibles se hicieron visibles, instituciones locales crecieron en capacidad, campañas alcanzaron lugares a los que antes no llegaban, y los equipos de salud construyeron aprendizajes propios que deben mantenerse en el tiempo. Pero también hay barreras persistentes, estructurales, que limitan la eficacia, la pertinencia y la sostenibilidad de las políticas de salud pública.
Mirando hacia adelante, el gran desafío radica en que esas luces no queden como memorias nostálgicas, sino que se conviertan en bases para hacer mejor el próximo PDSP. Para eso será vital que la continuidad institucional deje de ser la excepción, que los diseños nacionales escuchen las diferencias territoriales, que los recursos materiales acompañen con solvencia los compromisos en salud mental, promoción y riesgos, y que verdaderamente se articule la participación comunitaria e intersectorial.
Cierre
Esta serie de publicaciones en torno a la investigación del PDSP en el Valle de Aburrá termina aquí, pero la conversación sigue. Cerrar este recorrido conlleva también una invitación: pensar la salud pública como un proyecto colectivo que requiere continuidad, participación y visión crítica. El nuevo PDSP 2022-2031 ya está en marcha y tendrá que recoger las lecciones del pasado para no repetir sus limitaciones. Que lo aprendido en estos diez años sirva como punto de partida para construir políticas más cercanas a la gente, más dialogantes y, sobre todo, más capaces de transformar realidades en los territorios.
Proyecto financiado por el Comité para el Desarrollo de la Investigación en la Universidad de Antioquia (CODI).